Por: Enzo Galimberti.
En diferentes artículos, he analizado el constante hostigamiento a toda opción política que no esté alineada con los países imperialistas. Prueba de ellos son, la financiación de golpes de Estado, apoyos ideológicos, militares, económicos y el financiamiento a grupos armados que desestabilizan a los gobiernos de turno. Por algo, Estados Unidos y sus aliados, han llegado a donde están, a ser las superpotencias que son, no por derecha, si no por izquierda, pisoteando siempre gobiernos, saqueando territorios y derrocando regímenes que iban en contra de su interés. Y como olvidar, todo país que tenga excesivamente oro negro, blanco o minerales valiosos, es invadido con la excusa del terrorismo o la restauración de la democracia. Si, así es, estamos hablando de piratas y colonización en pleno siglo XXI.
Un caso actual y que inunda los medios masivos de televisión, es el de Venezuela. Encontramos diferentes actores en él.
En primer lugar encontramos al que no se pierde ni un ataque, si, Estados Unidos que quiere “restaurar la Democracia”, estando del lado de los revolucionarios que quieren destituir al régimen de Maduro. Brinda apoyo económico, genera micro revoluciones, financia grupos de caos y se dedica a manejar el material que hay que imponer en los medios masivos de televisión.
Rusia, se encuentra en el segundo lugar. El país euroasiático, defiende sus intereses económicos puestos en el país caribeño, en especial el petróleo, este, ayudó con material bélico, adiestramiento a los militares venezolanos y ayuda económica.
En tercer lugar se encuentra un país hermano de la región Latinoamérica, como lo es Cuba. El aporte cubano es en armamento y exportación de soldados para ayudar a Maduro a mantener su sistema actual.
Cuarto se encuentra China, quien ha otorgado más de 62.000 millones de dólares en préstamos a Venezuela durante la última década, y ha sido un factor importante en la supervivencia política de Chávez y su sucesor Maduro. Pero bajo el gobierno de Maduro, los pagos aún continúan, debido a años de mala administración. El dragón Rojo primero apoyó al Gobierno para que continúe en el poder, luego se mostró más alineado a una solución pacífica, sabe que tiene que cobrar la deuda, este quien este en el poder.
En quinto, nos encontramos a un nuevo actor, este se está expandiendo en la región y no es ningún país, es Hezbollah (Organización islámica musulmana), considerado terrorista por los Estados Unidos. Su tarea en Venezuela, es ayudar con las operaciones de espionaje y el narcotráfico en la región, para de esta forma obtener financiamiento propio y para el gobierno actual venezolano. Venezuela, es la puerta de entrada de este grupo, para expandirse por Sudamérica y Latinoamérica.
Maduro está lejos de lo que podría pretender como una sociedad sin las siempre latentes diferencias sociales entre ricos y pobres, entre empleadores y trabajadores, entre beneficiados y beneficiarios. El propósito golpista y el bloqueo económico por parte de Estados Unidos, siempre estuvo presente. Difícil desarrollarse así para un país con cualquiera que fuera su ideología o forma de gobernar.
No hay que dejar de lado la grave escasez productos elementales (alimentos y medicinas). Tampoco hay que disminuir la represión excesiva e inhumana del gobierno. Existen testimonios y denuncias de abusos a los derechos humanos que deben ser tomados en serio. Lo que si, tenemos que recordar, que “el desaparecer” fue la norma primordial de las dictaduras militares que la oligarquía aliada a Estados Unidos, diseñó y apoyó en América latina por más de un siglo. Todavía se usa en Occidente, como lo son los regímenes aliados de USA (Israel y Arabia Saudita). Por ende, nos encontramos con una doble Moral por parte del Gobierno imperialista.
Lo que me duele en el alma, es la masiva emigración del pueblo venezolano, que desesperados ante los hechos constantemente suscitados en su país, se ven obligados a dejar sus tierras, sus raíces, familiares y amigos y hacer miles de kilómetros para adaptarse cultural, laboral y socialmente a un nuevo país.
El pueblo venezolano tiene que ser libre. Y es muy importante que no se confunda antiimperialismo con comunismo. No van de la mano.
En diferentes artículos, he analizado el constante hostigamiento a toda opción política que no esté alineada con los países imperialistas. Prueba de ellos son, la financiación de golpes de Estado, apoyos ideológicos, militares, económicos y el financiamiento a grupos armados que desestabilizan a los gobiernos de turno. Por algo, Estados Unidos y sus aliados, han llegado a donde están, a ser las superpotencias que son, no por derecha, si no por izquierda, pisoteando siempre gobiernos, saqueando territorios y derrocando regímenes que iban en contra de su interés. Y como olvidar, todo país que tenga excesivamente oro negro, blanco o minerales valiosos, es invadido con la excusa del terrorismo o la restauración de la democracia. Si, así es, estamos hablando de piratas y colonización en pleno siglo XXI.Un caso actual y que inunda los medios masivos de televisión, es el de Venezuela. Encontramos diferentes actores en él.
En primer lugar encontramos al que no se pierde ni un ataque, si, Estados Unidos que quiere “restaurar la Democracia”, estando del lado de los revolucionarios que quieren destituir al régimen de Maduro. Brinda apoyo económico, genera micro revoluciones, financia grupos de caos y se dedica a manejar el material que hay que imponer en los medios masivos de televisión.
Rusia, se encuentra en el segundo lugar. El país euroasiático, defiende sus intereses económicos puestos en el país caribeño, en especial el petróleo, este, ayudó con material bélico, adiestramiento a los militares venezolanos y ayuda económica.
En tercer lugar se encuentra un país hermano de la región Latinoamérica, como lo es Cuba. El aporte cubano es en armamento y exportación de soldados para ayudar a Maduro a mantener su sistema actual.
Cuarto se encuentra China, quien ha otorgado más de 62.000 millones de dólares en préstamos a Venezuela durante la última década, y ha sido un factor importante en la supervivencia política de Chávez y su sucesor Maduro. Pero bajo el gobierno de Maduro, los pagos aún continúan, debido a años de mala administración. El dragón Rojo primero apoyó al Gobierno para que continúe en el poder, luego se mostró más alineado a una solución pacífica, sabe que tiene que cobrar la deuda, este quien este en el poder.
En quinto, nos encontramos a un nuevo actor, este se está expandiendo en la región y no es ningún país, es Hezbollah (Organización islámica musulmana), considerado terrorista por los Estados Unidos. Su tarea en Venezuela, es ayudar con las operaciones de espionaje y el narcotráfico en la región, para de esta forma obtener financiamiento propio y para el gobierno actual venezolano. Venezuela, es la puerta de entrada de este grupo, para expandirse por Sudamérica y Latinoamérica.
Maduro está lejos de lo que podría pretender como una sociedad sin las siempre latentes diferencias sociales entre ricos y pobres, entre empleadores y trabajadores, entre beneficiados y beneficiarios. El propósito golpista y el bloqueo económico por parte de Estados Unidos, siempre estuvo presente. Difícil desarrollarse así para un país con cualquiera que fuera su ideología o forma de gobernar.
No hay que dejar de lado la grave escasez productos elementales (alimentos y medicinas). Tampoco hay que disminuir la represión excesiva e inhumana del gobierno. Existen testimonios y denuncias de abusos a los derechos humanos que deben ser tomados en serio. Lo que si, tenemos que recordar, que “el desaparecer” fue la norma primordial de las dictaduras militares que la oligarquía aliada a Estados Unidos, diseñó y apoyó en América latina por más de un siglo. Todavía se usa en Occidente, como lo son los regímenes aliados de USA (Israel y Arabia Saudita). Por ende, nos encontramos con una doble Moral por parte del Gobierno imperialista.
Lo que me duele en el alma, es la masiva emigración del pueblo venezolano, que desesperados ante los hechos constantemente suscitados en su país, se ven obligados a dejar sus tierras, sus raíces, familiares y amigos y hacer miles de kilómetros para adaptarse cultural, laboral y socialmente a un nuevo país.
El pueblo venezolano tiene que ser libre. Y es muy importante que no se confunda antiimperialismo con comunismo. No van de la mano.