Por: Enzo Galimberti.
Últimamente los medios masivos de telecomunicación, han mostrado la furia desatada de la población, por la muerte de un afroamericano en manos de las fuerzas de seguridad. Pero, el racismo hacia la población afroamericana, pueblos indígenas e inmigrantes no es una cuestión sólo de Estados Unidos o Europa en el cual vemos una discriminación desmedida y nuevos surgimientos de movimientos nazistas. Estas múltiples organizaciones fundamentalistas, tienen como objetivo la "limpieza étnica", el "exterminio de razas inferiores" y la “eliminación de extranjeros". En estos lugares, se puede ver una mayor discriminación no solamente psíquica sino también, en mayor parte, física. El odio y violencia hacia otros grupos étnicos, es moneda corriente en estos “países desarrollados”, del primer mundo, claro.
En lo que respecta a Latinoamérica, existe un “racismo naturalizado”. Este mismo, deriva en diferentes formas de violencia cotidiana hacia miembros de esas comunidades. Casi ningún sector social ni grupo político en América Latina se autodefine como racista, ni defiende la existencia de una raza superior o propugna abiertamente la violencia racial. El racismo en esta región, suele carecer de claridad.
Un dato interesante: uno de cada cuatro latinoamericanos, se identifica como afrodescendiente. Una amplia mayoría vive en Brasil y el resto está distribuido de manera heterogénea en los demás países. Esta población tiene 2,5 más de probabilidades de vivir en la pobreza crónica que los blancos o mestizos. Sus hijos por tanto, nacen con oportunidades desiguales y tienen menor acceso a servicios y espacios de calidad, lo que limita su desarrollo y define en la mayoría de los casos, su futuro.
La aparición de una clase política afrodescendiente y el crecimiento de sus organizaciones han empujado a varios países a incorporar cambios constitucionales respecto a la discriminación, derechos de propiedad y el reconocimiento étnico-racial de su población. Las leyes contra la discriminación y la puesta en marcha de campañas para concientizar y repudiar actos discriminatorios, también han sido de gran ayuda.
Uno de los mejores indicadores es la discriminación en el ámbito laboral. Este se puede observar en la tasa de desempleo. Los datos muestran que las minorías raciales sufren, especialmente, las consecuencias de la recesión económica. En concreto, la tasa de desempleo de los afroamericanos se mantiene en cifras que casi duplican las de la población blanca, por ende, la brecha se ha ampliado desde el inicio de la crisis.
La discriminación, en América Latina, tiene que mermar. Entre países hermanos suelen discutir y minimizar lo del otro. El racismo es el punto preponderante pero, no tiene que importar si la persona tiene sangre natural de este continente o tiene mezcla europea, lo que se tiene que tener en cuenta es que son países hermanos y cuando salen de su continente, son discriminados y lastimados. Generemos conciencia para tolerarnos entre nosotros porque, si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera.
Últimamente los medios masivos de telecomunicación, han mostrado la furia desatada de la población, por la muerte de un afroamericano en manos de las fuerzas de seguridad. Pero, el racismo hacia la población afroamericana, pueblos indígenas e inmigrantes no es una cuestión sólo de Estados Unidos o Europa en el cual vemos una discriminación desmedida y nuevos surgimientos de movimientos nazistas. Estas múltiples organizaciones fundamentalistas, tienen como objetivo la "limpieza étnica", el "exterminio de razas inferiores" y la “eliminación de extranjeros". En estos lugares, se puede ver una mayor discriminación no solamente psíquica sino también, en mayor parte, física. El odio y violencia hacia otros grupos étnicos, es moneda corriente en estos “países desarrollados”, del primer mundo, claro.
En lo que respecta a Latinoamérica, existe un “racismo naturalizado”. Este mismo, deriva en diferentes formas de violencia cotidiana hacia miembros de esas comunidades. Casi ningún sector social ni grupo político en América Latina se autodefine como racista, ni defiende la existencia de una raza superior o propugna abiertamente la violencia racial. El racismo en esta región, suele carecer de claridad.
Un dato interesante: uno de cada cuatro latinoamericanos, se identifica como afrodescendiente. Una amplia mayoría vive en Brasil y el resto está distribuido de manera heterogénea en los demás países. Esta población tiene 2,5 más de probabilidades de vivir en la pobreza crónica que los blancos o mestizos. Sus hijos por tanto, nacen con oportunidades desiguales y tienen menor acceso a servicios y espacios de calidad, lo que limita su desarrollo y define en la mayoría de los casos, su futuro.
La aparición de una clase política afrodescendiente y el crecimiento de sus organizaciones han empujado a varios países a incorporar cambios constitucionales respecto a la discriminación, derechos de propiedad y el reconocimiento étnico-racial de su población. Las leyes contra la discriminación y la puesta en marcha de campañas para concientizar y repudiar actos discriminatorios, también han sido de gran ayuda.
Uno de los mejores indicadores es la discriminación en el ámbito laboral. Este se puede observar en la tasa de desempleo. Los datos muestran que las minorías raciales sufren, especialmente, las consecuencias de la recesión económica. En concreto, la tasa de desempleo de los afroamericanos se mantiene en cifras que casi duplican las de la población blanca, por ende, la brecha se ha ampliado desde el inicio de la crisis.
La discriminación, en América Latina, tiene que mermar. Entre países hermanos suelen discutir y minimizar lo del otro. El racismo es el punto preponderante pero, no tiene que importar si la persona tiene sangre natural de este continente o tiene mezcla europea, lo que se tiene que tener en cuenta es que son países hermanos y cuando salen de su continente, son discriminados y lastimados. Generemos conciencia para tolerarnos entre nosotros porque, si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera.
Sin dudas no aprendemos de nuestros errores porque aun en el siglo XXI la gente de color sigue siendo la mayor esclava como en los tiempos pasados y como siempre excelente artículo Enzo.
ResponderEliminarQue bueno leerte nuevamente tanta verdad como siempre Enzo.
ResponderEliminarTe discriminan con la mirada y hasta para adquirir empleo cuanta verdad en eso.. Es mas a la gente bien parecida como diria mi abuela le es mas facil la vida porque no los prejuzgan por ser de color o de un tipo de etnia diferente a la blanca.
Me parece una tontes que entre nosotros los latinoamericanos tiremos leña al fuego..
ResponderEliminarSomos pueblos hermanos y tenemos que luchar contra los imperios y todos aquellos que nos discriminan o nos quieren sacar nuestras raices con sus series y peliculas.
Muy buen artículo enzito.... Creo que el problema radica en todos los continentes... la diferencia es que entre los europeos no se discriminan como si lo hacemos entre los latinoamericanos... peleamos para ver quien es mas ricos.... y somos todos pobres....
ResponderEliminarSoy un creyente firmemente de que si entre nosotros nos peleamos favorecemos a los imperios que se alimentan de nuestras miserias.
ResponderEliminarLa verdad que un muy buen relato sobre lo que es este la discriminación en toda nuestra región no no solamente la República Argentina sino todo el continente sudamericano nos da entender de que siempre estamos valorizando cuestiones de índole material y nos ponemos en vez de salir a crear lo que vendría a ser la concordancia entre los pueblos hermanos buscamos hacer la diferencia económica la diferencia material y la diferencia de razas entre lo que después estamos llamando no los seres humanos esto data de muchísimo tiempo no solamente es en la actualidad vienen desde la vieja Europa de diferentes etnias de Asia también y espero que nuestra actual generación le pueda dejar un buen pasar a las generaciones futuras demostrándoles de que realmente se puede convivir cómo lo que realmente somos simple seres humanos
ResponderEliminarLa gente de color tenemos menos privilegios es verdad si hasta cuando entras en un lugar y usas gorra o capucha automaticamente te miran como un ladron.
ResponderEliminarEstoy tan indignada!!! Ya se que con mi indignación no hago nada... pero lo tengo que expresar de algún modo.
ResponderEliminarExcelente nota Enzo. Me duele el corazón de ver tanta injusticia. Si los pueblos originarios se unieran y se organizaran, hasta podrian fundar una gran Nación.
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