Por: Enzo Galimberti.
Más de 100.000 migrantes, entre ellos menores, irrumpieron en EE.UU. solo en este mes. Esto produjo, una grave crisis migratoria en la frontera con México cuando Biden optó por colocar a Kamala Harris a cargo del famoso Triángulo Norte (Guatemala, Honduras, El Salvador y el estado de Chiapas mexicano).
Millones de centroamericanos emigran hacia el norte, ya cansados de sociedades violentas, desbordadas por la criminalidad, acorraladas por la exclusión y estancadas en la marginalidad.
La llegada de los demócratas a la Presidencia atrajo a familias y menores a emigrar hacia el norte. El gobierno no está deportando a niños que emigran solos, pero sí a los que llegan a territorio estadounidense junto a sus padres. Ahora las expulsiones son de familias completas y lo están haciendo bajo el Título 42, un estatuto creado bajo la Administración Trump que permite la deportación a México de las personas que representen un riesgo para la salud pública de Estados Unidos. Ante el tránsito y las expulsiones, el Gobierno mexicano, decidió cercar sus fronteras, atribuyendo la decisión a la pandemia. México se niega a recibir familias migrantes deportadas, lo cual puede dañar las relaciones con un país clave para la resolución integral de la crisis migratoria.
Organizaciones No Gubernamentales comprendidas en la defensa de los derechos de los niños migrantes están presionando fuertemente a nivel internacional para que se los considere refugiados, puesto que la mayoría de ellos huye de la violencia que azota al territorio del que provienen. Las migraciones de los menores se consideran forzosas, ya que la inseguridad, la violencia y la pobreza en la que viven, terminan por expulsar a este segmento de la población. De allí que la Organización de las Naciones Unidas solicite que los migrantes no acompañados sean considerados refugiados desplazados por un conflicto armado.
A mi forma de ver, el recurso que podría utilizar Biden para solucionar la crisis migratoria proveniente de Centroamérica, es la puesta en marcha de un “plan Marshall” (programa estadounidense dedicado a la reconversión económica de Europa durante los inicios de la Guerra Fría) masivo para el Triángulo del Norte. De esta forma, disminuirían los inmigrantes hacia Estados Unidos, no complicaría su gestión y ayudaría a personas y países necesitados.
Más de 100.000 migrantes, entre ellos menores, irrumpieron en EE.UU. solo en este mes. Esto produjo, una grave crisis migratoria en la frontera con México cuando Biden optó por colocar a Kamala Harris a cargo del famoso Triángulo Norte (Guatemala, Honduras, El Salvador y el estado de Chiapas mexicano).
Millones de centroamericanos emigran hacia el norte, ya cansados de sociedades violentas, desbordadas por la criminalidad, acorraladas por la exclusión y estancadas en la marginalidad.
La llegada de los demócratas a la Presidencia atrajo a familias y menores a emigrar hacia el norte. El gobierno no está deportando a niños que emigran solos, pero sí a los que llegan a territorio estadounidense junto a sus padres. Ahora las expulsiones son de familias completas y lo están haciendo bajo el Título 42, un estatuto creado bajo la Administración Trump que permite la deportación a México de las personas que representen un riesgo para la salud pública de Estados Unidos. Ante el tránsito y las expulsiones, el Gobierno mexicano, decidió cercar sus fronteras, atribuyendo la decisión a la pandemia. México se niega a recibir familias migrantes deportadas, lo cual puede dañar las relaciones con un país clave para la resolución integral de la crisis migratoria.
Organizaciones No Gubernamentales comprendidas en la defensa de los derechos de los niños migrantes están presionando fuertemente a nivel internacional para que se los considere refugiados, puesto que la mayoría de ellos huye de la violencia que azota al territorio del que provienen. Las migraciones de los menores se consideran forzosas, ya que la inseguridad, la violencia y la pobreza en la que viven, terminan por expulsar a este segmento de la población. De allí que la Organización de las Naciones Unidas solicite que los migrantes no acompañados sean considerados refugiados desplazados por un conflicto armado.
A mi forma de ver, el recurso que podría utilizar Biden para solucionar la crisis migratoria proveniente de Centroamérica, es la puesta en marcha de un “plan Marshall” (programa estadounidense dedicado a la reconversión económica de Europa durante los inicios de la Guerra Fría) masivo para el Triángulo del Norte. De esta forma, disminuirían los inmigrantes hacia Estados Unidos, no complicaría su gestión y ayudaría a personas y países necesitados.
Estimado Enzo que bueno volver a leerlo.
ResponderEliminarEn referencia al artículo es de muy buena calidad y viendo su solución me parece algo muy bien pensado porque esto afecta directamente al gran país del Norte.
Las cosas por las que tienen que pasar esas familias es algo inimaginable para el común de la gente.. hambruna, prostitución, cualquier cosa por sobrevivir lamentablemente es hora de un paquete de ayuda como el que propulso a Europa como el que usted propone.
ResponderEliminarTanta desigualdad que hace mal realmente. Estos pueblos tienen que dejar todo atras familias, amigos, casas, pertenencias, costumbres y culturas por la falta de seguridad y por mas que nada temor a sus vida realmente da mucha pena. Tenemos que agradecer el poder comer todos los dias.
ResponderEliminarSi se generará industrialización y empleo en esos países la gente no te decía que migrar , pero lo que vemos es que al país del norte le importa un bledo lo que sucede , algo bastante trágico para estos países ...
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