Furia musulmana

Por: Enzo Galimberti.

Pasados días atrás, la quema del Corán por parte de una fanática congregación evangélica de Estados Unidos comandada por Terry Jones, quien es el pastor de la iglesia de Florida en la que fue quemado un Corán, enfureció a millones de musulmanes en el mundo y provocó violentas reacciones en Afganistán.
Catorce personas resultaron heridas cuando los manifestantes atacaron un puesto de revisión de la policía y un cilindro de gas estalló. Este fue el segundo día de protestas de la gente en Kandahar para condenar la quema del Corán. En una manifestación similar realizada el sábado, nueve personas murieron y 81 sufrieron heridas.
Se podía escuchar en las calles de Afganistán "Muerte a América", "Muerte a los judíos", "Muerte a los cristianos", que corearon varios cientos de exaltados en Jalalabad, la principal ciudad del este de este país asiático. Durante tres horas lograron cortar la carretera con Kabul. Las imágenes de televisión les mostraron prendiendo fuego a un retrato de Obama y pisoteando una bandera de EE UU pintada sobre el asfalto. Uno protestante exigió con mucha euforia, que el pastor Terry Jones, en cuya iglesia se quemó el libro sagrado de los musulmanes, sea llevado ante la justicia.
El fanático religioso, discriminador racial Terry Jones, añadió "Lo que hicimos", está dentro de nuestros derechos constitucionales".
"Es responsabilidad y tarea de cualquier funcionario del gobierno que represente a Estados Unidos el representar asimismo la Constitución de Estados Unidos", reiteró el comunicado de Jones quien ha dicho a la prensa que él no se siente responsable por las muertes y la violencia en Afganistán.
También añadió "No pueden condenar esa acción como miembros oficiales del gobierno de EEUU, ya sea el presidente o el general, si quieren condenar esa acción, que lo hagan, pero como ciudadanos privados y no como miembros del gobierno".
Ahora vayamos a ver las posiciones que han tomado de cada uno de los presidentes de los respectivos países afectados por esta negligencia experimental provocada por este dirigente religioso.
El presidente Karzai de Afganistan, se encuentra en una posición delicada ya que intenta conciliar su rol como garante de la seguridad civil con su posicionamiento crítico ante la quema del Corán, que él calificó como un “crimen contra una religión”.
Por otra parte el primer ministro de Estados Unidos Barack Obama expreso “la profanación de un texto sagrado, incluyendo el Corán, es un acto de extrema intolerancia”. Por otra parte también delibero: “De todas formas, atacar y matar a personas inocentes en respuesta es escandaloso, y una afrenta a la decencia y a la dignidad humana.
EE UU y el resto de los países que tienen tropas en Afganistán, incluido España, hacen frente a una brecha cultural agrandada por el resentimiento que producen las víctimas civiles de sus operaciones y las expectativas frustradas desde su llegada hace 10 años. Durante el año pasado, 2.000 afganos perdieron la vida en incidentes violentos. Mientras que en Occidente la actitud de Jones se ve como una excentricidad sin importancia, para la religiosa y conservadora sociedad afgana se trata de un insulto intolerable.
Todo esto se suma a hechos graves que empañan al gobierno y a los soldados norteamericanos, como por ejemplo:
El pasado noviembre, 12 soldados acusados de formar parte de un "equipo asesino" que mataba a civiles de forma arbitraria y coleccionaba sus dedos como trofeos de guerra, apenas recibieron penas simbólicas.
También hace 15 días atrás, la revista alemana Der Spiegel publicó fotografías repugnantes de soldados estadounidenses que posaban con sus víctimas.
A estos casos hay que sumarles los ya conocidos acontecimientos acaecidos reiteradamente sobre la falta de derechos humanos por parte de los soldados estadounidenses como lo son: Torturas, violaciones, asesinatos a sangre fría, entre otros.
A mi forma de entender estos hechos reiterativos de falta de ética, moral y humanidad por parte de los estadounidenses, hace que haya una especial sensibilidad por parte de los habitantes asiáticos, y esto genere que el más mínimo conflicto desate protestas de violencia extrema.