Venezuela toca fondo

Por: Enzo Galimberti.

La vida normal en Venezuela, ya no es la que era antes. Lo que antes se daba por hecho, pasa hoy por trabas que ni se pensaban hace un año, afectan a la vida cotidiana de quienes viven en el país sin distingo de edad, nacionalidad o estrato social.

Existen varias restricciones que afligen a los venezolanos y que afectan su vida. Algunas son primordiales hoy en día, como por ejemplo el acceso a las medicinas. La Federación Venezolana de Farmaceutas reporta una escasez de medicamentos de un 70 por ciento, que van desde los insumos más básicos (no se consiguen anticonceptivos ni pastillas para los problemas de tiroides), hasta los más especializados (tratamiento de enfermedades como cáncer, diabetes o el VIH).
También su calidad de vida, se ve afectada por la interrupción de servicios los servicios básicos. El agua corriente y la electricidad, sufren cortes constantes en todo el país, con más intensidad en el interior. Al menos tres veces a la semana se va la luz en ciudades como Barquisimeto, Maracaibo y Valencia. Hay varias zonas que estuvieron 7 días sin electricidad, lo que generó protestas callejeras. En sectores de Sucre, el agua solo llega por tubería una vez cada 21 días. 
El dinero ya no alcanza. Los economistas calculan que el poder adquisitivo se deprecia entre 10 y 12 por ciento al mes. El salario mínimo aumentado por el Gobierno alcanzó los 7.324 bolívares mensuales, que a la tasa oficial más alta del dólar (de 199 bolívares) lo deja en 36 dólares, mientras que la canasta básica familiar mensual es de 185 dólares. Los precios de los bienes en Venezuela, están cada vez más anclados al ‘dólar negro’ que se acercó a los 400 bolívares por dólar, por lo que se pagó en el mercado 2.000 bolívares en enero, hoy cuesta 6.000.
También hay limitación en los productos. Estos mismos están regulados, y solo pueden comprarse en las cantidades limitadas. Por ejemplo; Dos paquetes de pañales, no más de 2 kilos de azúcar o dos botellas de aceite. La carne de res está prácticamente desaparecida de los mercados y no suele venderse más de un pollo por persona. Y a pesar de la contaminación que sufre el agua, no se consigue agua mineral embotellada. Ante semejante escasez, los supermercados establecieron que las compras de productos que estén dentro de los precios regulados (azúcar, leche, pollo, arroz, y productos como pañales, champú o detergente), serán por el último número de cédula, lo que baja la posibilidad de adquirirlos a dos días por semana. Ello no significa que conseguirá lo que busca, será lo que haya llegado ese día al local. En algunos mercados de la frontera se pone la huella dactilar para poder adquirir a los estos propios.
Además, hasta hay problemas para movilizarse en el país de forma independiente, ya que, los habitantes de ciertos estados, deben colocar una etiqueta electrónica a los automóviles (chip) para cargar gasolina a sus vehículos, lo cual, pueden hacer una vez por semana. Por esto mismo les recomiendo caminar o andar en bicicleta, ya que no solamente hay problemas para conseguir nafta, sino también, para comprar los repuestos de los vehículos. Hay escasez de todo tipo de repuestos para vehículos advirtió La Cámara de Autopartes.
Si usted quiere emigrar del país para “probar suerte” en otra nación, le será muy difícil. Escasean los pasajes de aviones, al menos en bolívares, porque tendrá que tener dólares, pero, en Venezuela desde hace 12 años rige un estricto control de cambio que limita severamente el acceso a la divisa estadounidense.

Las Naciones Unidas reclamaron al gobierno de Maduro, que dé explicaciones, por la escasez de productos básicos. El Presidente de Venezuela y su equipo, presentaron un informe en el que aseguran, que la escasez es consecuencia de "la guerra económica desatada por los sectores golpistas de la oposición venezolana durante los dos últimos años".

La economía de Venezuela mes a mes registra índices más alarmantes. Si bien el régimen de Maduro insiste en negar la realidad, el país está sumido en una profunda crisis de desabastecimiento.
Las políticas de control de cambio y de control de precios no podrán ser sostenidas por mucho tiempo más. Hasta ahora, se han mantenido por la existencia de inventarios. Pero cuando éstos terminen de agotarse, la caída del consumo va a ser aterrador.
Llegado ese momento, el presidente venezolano, tendrá que abandonar el control de cambio y de precios para emprender la transición hacia la apertura, o implementar un totalitarismo mucho más restrictivo y represivo, como el de Cuba.