Depresión venezolana

Por: Enzo Galimberti.

Lamentablemente Venezuela va de mal en peor, sufre las grandes consecuencias que viene soportando desde hace ya muchos años. Cada vez el gobierno venezolano toma más decisiones que afecta a la población, estas van desde el punto de vista económico hasta en la salud. Las últimas medidas más graves que se han tomado son las del racionamiento de energía eléctrica y de agua. Estas decisiones se suman a la escasez de muchos alimentos de primera necesidad, implementos de aseo y medicinas. Los venezolanos no solo tienen que soportar comprar alimentos racionados, utilizar medicinas milimétricamente hasta que el gobierno les autorice a comprar otras, si no también, tienen que sufrir durante cuatro horas al día el corte programado de luz y también el corte de agua potable que hace empeorar la salud ante la falta de higiene y de medicamentos.
Los desajustes de la economía venezolana, generan una falta de inversión extranjera, destrucción de sectores productivos, baja en el precio del petróleo (que este representa el 90 por ciento de los ingresos del país), por ende aumenta la inflación y la corrupción (ya que mucha gente accede a medicamentos y alimentos de forma no legitima). Todo esto, ha conlleva una gran crisis económica, que el actual presidente Maduro, considera que estas dificultades que son culpa exclusivamente de gobiernos extranjeros, más precisamente Estados Unidos. 

Maduro ha aumentado el Salario Mínimo ante la inflación y por ende, la consiguiente pérdida del poder adquisitivo. Se han incrementado los sueldos un 30 por ciento, pero esto no alcanza, ya que la inflación va mucho más rápido que los aumentos.

También decretó que los centros comerciales en la semana, abran sus puertas entre las 12 del mediodía y cierren sus puertas a las 18hs. Seis horas de actividad comercial nada más, esto se hace para un fuerte racionamiento de energía. Ahora durante el fin de semana no hay restricción, los comercios pueden trabajar normalmente. Pero ante la crisis, la inseguridad ha aumentado y estos lugares, especialmente durante el fin de semana son una boca de lobo. Por lo tanto, entre la gran inflación y la inseguridad, los comercios que se encuentran en estos lugares, trabajan la mitad de lo que lo hacían antes.

Asimismo también por el ahorro de energía, se declaró que los días viernes no haya clases ni en las escuelas públicas, como tampoco en las privadas. Generando esto, un declive muy importante en la educación de los venezolanos en el corto y largo plazo, porque a esto se le suma que la calidad en la educación ha bajado como en muchos otros países y que haya paro docente por reclamo y marchas, que genera que los días de clases se acorten cada vez más.

Adicionalmente, otra medida para economizar energía, consiste en que el sector público solo funciona los lunes y los martes y lo más llamativo, que con horarios recortados. Obviamente lo que no se podía hacer en cinco días hábiles, es imposible que se haga en dos y con horarios reducidos, por lo cual, el sector público está en una crisis muy grande y obtener papeleo comunes, es toda una odisea. De esta medida, están exentas las fuerzas de seguridad y personal necesario para atender operaciones en puertos, aeropuertos y fronteras.

Con respecto a la distribución de energía hogareña, hay un cronograma especialmente diseñado para un racionamiento abierto durante cuatro horas diarias, aunque están exentos de esa medida la Caracas (donde vive Maduro) y la Isla Margarita que es uno de los lugares turísticos más importantes de Venezuela.

En relación al suministro de agua, hay fuertes restricciones desde hace cuatro meses. El cronograma de racionamiento es de cuatro días sin agua durante todo el día y de tres días con agua. Como dije anteriormente, esto dificulta la higiene personal y por lo tanto la salud. Imagínense lo que es no poder bañarse durante 4 días y más con el clima caluroso que tiene Venezuela.

Y no solo la falta de higiene afecta la salud, sino también la falta de medicamentos y el exceso en sus precios. Se estima que la escasez de medicinas tan comunes como el acetaminofén, amoxicilina o el ibuprofeno llega al 90 por ciento y ni hablar de medicinas para enfermedades graves como los anticonvulsivos, para los diabéticos o quienes tienen enfermedades graves. Todo esto conlleva a que el riesgo de vida suba muy abruptamente. 

Aunque cueste creer, hay gente sin agua, sin luz, con escases de alimentos y medicamentos. ¿Estoy hablando de un país de África que hay tan poca calidad de vida?, no, lamentablemente estoy hablando de Venezuela. Un país hermano que hace muchísimos años atrás estaba en auge y que nunca nadie se pensó que iba a tocar fondo.


Fuerza hermanos venezolanos.