Por: Enzo Galimberti.
Estados Unidos siempre da las noticias por estar inmiscuido en la mayoría de todos los conflictos internacionales, por no decir todos.
USA utiliza dos tácticas para esto. La primera es la agresión directa como sucede siempre en Medio Oriente, el último caso lo vimos con los ataques con armas químicas y bombas al pueblo sirio, y la segunda la irrupción indirecta, se caracteriza por ser pasiva y sin ataques armamentísticos directos, esto es lo que ha acaecido desde hace varios años atrás en toda Latinoamérica. El ejemplo más actual, la intervención silenciosa en Venezuela.
Por la pasada y presente política exterior de este Imperio del Mal, queda claro que busca desplazar a los gobiernos que tienen cierta soberanía nacional. Esta política de desestabilización es para demostrar su poderío, también para obtener nuevos recursos para explotar (petróleo y gas) y por último para adquirir nuevos aliados. Esta política añeja nos da a entender que el actual presidente es solamente una figura, como lo fueron todos sus antecesores y lo seguirán siendo sus predecesores. El verdadero poder está en los grupos como el complejo militar industrial estadounidense, Wall Street y las petroleras. Ellos son los que manejan a placer los hilos del mundo para obtener siempre su propio beneficio.
La continuidad que busca la política exterior estadounidense apunta a una Guerra mundial con cuatro ejes bien claros. El primero es la frontera de Rusia con la Unión Europea y el Este de Europa con la intención de apoyar grupos rebeldes en países separados de Rusia para mantenerla más controlado a su mas perseverante enemigo. El segundo eje es Medio Oriente, como de costumbre, su ambición es el gas y el petróleo. El tercero es China, por sentirse el Imperio del Mal opacado por el gran crecimiento económico, industrial y armamentístico de este país asiático y el último eje es Corea del Norte que siempre represento un peligro para las ambiciones de este grupo de poder al cual le ha costado manejar a Trump por su exposición tan continua en los medios masivos de comunicación.
Estados Unidos siempre da las noticias por estar inmiscuido en la mayoría de todos los conflictos internacionales, por no decir todos.
USA utiliza dos tácticas para esto. La primera es la agresión directa como sucede siempre en Medio Oriente, el último caso lo vimos con los ataques con armas químicas y bombas al pueblo sirio, y la segunda la irrupción indirecta, se caracteriza por ser pasiva y sin ataques armamentísticos directos, esto es lo que ha acaecido desde hace varios años atrás en toda Latinoamérica. El ejemplo más actual, la intervención silenciosa en Venezuela.
Por la pasada y presente política exterior de este Imperio del Mal, queda claro que busca desplazar a los gobiernos que tienen cierta soberanía nacional. Esta política de desestabilización es para demostrar su poderío, también para obtener nuevos recursos para explotar (petróleo y gas) y por último para adquirir nuevos aliados. Esta política añeja nos da a entender que el actual presidente es solamente una figura, como lo fueron todos sus antecesores y lo seguirán siendo sus predecesores. El verdadero poder está en los grupos como el complejo militar industrial estadounidense, Wall Street y las petroleras. Ellos son los que manejan a placer los hilos del mundo para obtener siempre su propio beneficio.
La continuidad que busca la política exterior estadounidense apunta a una Guerra mundial con cuatro ejes bien claros. El primero es la frontera de Rusia con la Unión Europea y el Este de Europa con la intención de apoyar grupos rebeldes en países separados de Rusia para mantenerla más controlado a su mas perseverante enemigo. El segundo eje es Medio Oriente, como de costumbre, su ambición es el gas y el petróleo. El tercero es China, por sentirse el Imperio del Mal opacado por el gran crecimiento económico, industrial y armamentístico de este país asiático y el último eje es Corea del Norte que siempre represento un peligro para las ambiciones de este grupo de poder al cual le ha costado manejar a Trump por su exposición tan continua en los medios masivos de comunicación.