Por: Enzo Galimberti.
Estamos en un mundo donde sufrimos constantes cambios, no
solo económicos, también sociales y geopolíticos. Las naciones buscan alianzas
para poder “sobrevivir”, como si esto fuera un juego de mesa de estrategia. Es
que en realidad, ante estos cambios bruscos, no queda otra que “buscar amigos”.
En este caso voy a hablar de Brasil. Este mismo, se encuentra en una era de profundos cambios geopolíticos. Como por ejemplo, la plena integración y ocupación de la Amazonia, la defensa de los yacimientos marítimos de petróleo en el Atlántico Sur, la expansión económica hacia el Pacifico (su principal socio comercial es China) y la proyección internacional en la que se encuentra el país.
Brasil parece un barco sin velas, está a la deriva. Desde que asumió su actual presidente Jair Bolsonaro, este gobierno se ha aliado principalmente con USA, esto no ha caído bien en las altas esferas militares del país carioca, porque sabe que la mayoría de los países que pactan con Estados Unidos, terminan siendo sometidos. Bolsonaro, ha firmado un acuerdo pretendido por el Pentágono, como es la autorización para usar la base de cohetes de Alcántara "con fines pacíficos", con lo cual Estados Unidos obtiene ventajas, al estar situada muy cerca de la línea ecuatorial, lo que permite abaratar costos y tener ciertos objetivos a un corto alcance.
En el ámbito interno, busca reducir a la mitad el funcionariado estatal, apostando a la digitalización del país. De esta forma se ahorrarían gastos, pero, habría más pobreza por la cantidad de personas que se quedaría sin trabajo. Hay que considerar que, 53 millones de personas dependen del plan “Bolsa Familia” que traspasa alimentos y subsidios a los más pobres y que el 50% de la fuerza de trabajo recibe menos de un salario mínimo. Hay mucha vulnerabilidad interna, la misma es provocada por las disparidades sociales, regionales y raciales. El miedo a un estallido social, siempre está latente.
Este nuevo gobierno al ser manejado netamente por empresarios, está llevando a cabo una política de privatización. Quiere privatizar Petrobras, y el Banco do Brasil. También, quieren reprivatizar la segunda minera mas grande del mundo, ya que no es privada porque está bajo control de los fondos de pensiones de empresas estatales, por esto mismo quieren sacar más dinero reprivatizándola.
Brasil está en una encrucijada. Los militares tienen los principales pilares del Gobierno en sus manos, pero carecen de una orientación definida sobre el papel que el país debe jugar en el mundo y en la región, carece de un proyecto de nación que involucre a toda la población, no solo a las clases altas. Y no olvidemos que, tienen a la depredadora Águila calva, sobrevolando sobre sus cabezas.
Estamos en un mundo donde sufrimos constantes cambios, no
solo económicos, también sociales y geopolíticos. Las naciones buscan alianzas
para poder “sobrevivir”, como si esto fuera un juego de mesa de estrategia. Es
que en realidad, ante estos cambios bruscos, no queda otra que “buscar amigos”.En este caso voy a hablar de Brasil. Este mismo, se encuentra en una era de profundos cambios geopolíticos. Como por ejemplo, la plena integración y ocupación de la Amazonia, la defensa de los yacimientos marítimos de petróleo en el Atlántico Sur, la expansión económica hacia el Pacifico (su principal socio comercial es China) y la proyección internacional en la que se encuentra el país.
Brasil parece un barco sin velas, está a la deriva. Desde que asumió su actual presidente Jair Bolsonaro, este gobierno se ha aliado principalmente con USA, esto no ha caído bien en las altas esferas militares del país carioca, porque sabe que la mayoría de los países que pactan con Estados Unidos, terminan siendo sometidos. Bolsonaro, ha firmado un acuerdo pretendido por el Pentágono, como es la autorización para usar la base de cohetes de Alcántara "con fines pacíficos", con lo cual Estados Unidos obtiene ventajas, al estar situada muy cerca de la línea ecuatorial, lo que permite abaratar costos y tener ciertos objetivos a un corto alcance.
En el ámbito interno, busca reducir a la mitad el funcionariado estatal, apostando a la digitalización del país. De esta forma se ahorrarían gastos, pero, habría más pobreza por la cantidad de personas que se quedaría sin trabajo. Hay que considerar que, 53 millones de personas dependen del plan “Bolsa Familia” que traspasa alimentos y subsidios a los más pobres y que el 50% de la fuerza de trabajo recibe menos de un salario mínimo. Hay mucha vulnerabilidad interna, la misma es provocada por las disparidades sociales, regionales y raciales. El miedo a un estallido social, siempre está latente.
Este nuevo gobierno al ser manejado netamente por empresarios, está llevando a cabo una política de privatización. Quiere privatizar Petrobras, y el Banco do Brasil. También, quieren reprivatizar la segunda minera mas grande del mundo, ya que no es privada porque está bajo control de los fondos de pensiones de empresas estatales, por esto mismo quieren sacar más dinero reprivatizándola.
Brasil está en una encrucijada. Los militares tienen los principales pilares del Gobierno en sus manos, pero carecen de una orientación definida sobre el papel que el país debe jugar en el mundo y en la región, carece de un proyecto de nación que involucre a toda la población, no solo a las clases altas. Y no olvidemos que, tienen a la depredadora Águila calva, sobrevolando sobre sus cabezas.