Stop: Al exterminio del hábitat marítimo Latinoamericano.

Por: Enzo Galimberti.

Como expliqué anteriormente, la ONU alcanzó un acuerdo para crear el primer tratado internacional de protección de alta mar y la biodiversidad de áreas fuera de las jurisdicciones nacionales. Hasta el momento nos encontramos con el 1% protegido, pero para el 2030 se estima que el mar protegido va a ser de un 30%. Es necesario proteger a los océanos y la biodiversidad que hay en ellos, ya que esto permite detener el calentamiento global.

Entre todos los factores que arrasan con los océanos y con la biodiversidad que hay en ellos, el principal problema es la pesca ilegal. Los piratas del siglo XXI, son tripulantes avalados por gobiernos de naciones del primer mundo. Países como China, Corea del Sur, España y Taiwán, tienen flotas dedicadas pura y exclusivamente a saquear los mares y recursos de los demás países. La pesca indiscriminada e ilegal ocurre en el Océano Pacífico desde el Sur de Chile hasta las costas estadounidenses afectando principalmente a Chile, Perú, Ecuador y Colombia, pero su punto más estratégico está situado en el Atlántico sur. El Agujero Azul cuenta con una superficie aproximada de 6.600 km². La misma está localizada a unos 500 km al este del golfo San Jorge de Argentina. Este país tuvo una ampliación de su espacio marítimo, este territorio submarino se entiende de 200 millas náuticas (322 km) a 350 mn (563 km). Con esto quiero decir que los piratas se encuentran entre aguas internacionales y mar argentino.

Esta zona es muy rica en biodiversidad, es un verdadero vivero. La fauna Argentina, busca este lugar para alimentarse, pero lo encuentra casi vacío. Hay un evidente desequilibrio en el ambiente, similar a un bosque arrasado después del desmonte. Destruyen el hábitat marino.

Viendo esto, ¿Qué impacto podría tener el tratado de la ONU para América Latina?

Obviamente que sería muy positivo. La mayoría de los países que sufren por estos piratas de países asiáticos y europeos, no cuentan con naves ni armamento para defender zonas transzonales, ni sus mares, como así tampoco su biodiversidad. Mediante este pacto, podrían enfrentar a estos países que se están enriqueciendo del mar cercano y que muchas veces al usar tácticas o estratégicas muy complejas, terminan afectando el suelo marítimo de estos países, sin contar que muchas veces apagan sus luces y sus sistemas de rastreo satelital para adentrarse en mares ajenos arrasando con todo lo que ven. Haciendo esto, provocan un gran daño en el ecosistema, afectan la economía de otros países y de las empresas y marineros que se dedican a eso. Es muy difícil controlarlos, ya que la mayoría de los países no cuenta con la tecnología necesaria para hacerlo. Lo peor de todo, es que las naciones para las cuales trabajan, les dan subsidios para cambiar los barcos y adquirir nuevas tecnologías para la pesca. Subsidian la piratería, subsidian la masacre del ecosistema. Y por ellos no reciben ninguna pena, como así tampoco sanción. Se mueven sin pudor por aguas internacionales y ajenas. Al contrario de un bosque, donde la tala ilegal de árboles es evidente a simple vista, en el mar todo ocurre bajo el agua y no es posible ver, después de cometido el delito, que se han extraído recursos marinos prohibidos.

Como Argentina, Perú, Ecuador y Chile no tienen recursos para combatir esta gran mafia, tienen que ver de brazos cruzados y con un lagrimón piantado como exterminan sus mares, su biodiversidad y destruyen sus ecosistemas.