Por: Enzo Galimberti.
Sudamérica, ha sido un estandarte de desigualdad desde hace décadas. Tanto por las políticas que se han llevado a cabo desde los diferentes gobiernos latinoamericanos, como así también por la injerencia extranjera, estos dos factores, generaron que los pueblos se cansaran, salieran a la calle, protestaran e hicieran sentir su descontento. Los casos más redundantes por la cruda violencia y el largo tramo en cuanto a lapso de tiempo fueron Chile, Colombia y Ecuador ya qué, los pobladores sufrieron los costos de políticas económicas, laborales y sociales que han beneficiado a las altas élites de la sociedad, afectando en su mayoría a la clase media. La respuesta estatal fue la represión y el abuso de la fuerza con suspensión de derechos, que sólo agudizan la crisis al habilitar graves violaciones a los derechos humanos.
Con respecto a Venezuela, nos hemos encontrado con una crisis que lleva años. Esta, se aseveró por la lucha del poder en el país petrolero. El gobierno elegido pudo mantenerse en la cúsíde pero, con graves conflictos infringidos por la oposición y un país Anglosajón (Estados Unidos), no olvidemos que también formaron parte países asiáticos como China y Rusia. El petróleo, es el principal objetivo de las tres potencias. Mientras el eterno pirata lucha por un cambio de mando, los países de Asia, buscan que el actual gobierno sigua en el poder, obviamente con muchos intereses de por medio si no el por qué, de mantener un conflicto a tantos kilómetros de sus respectivos países.
En Bolivia hubo un golpe de Estado, el cual logró que su presidente abandonara el país, y nos hemos encontrado ante esto con una excepción. Mientras que los demás países sudamericanos están luchando contra las políticas neoliberales de sus gobiernos de derecha de turno, Bolivia que hace años se maneja con políticas de izquierda, decidió sorpresivamente pasar a ser un país manejado por la derecha. Justo cuando en Bolivia se descubrieron nuevos recursos económicos en abundancia (Litio, muy demando en este siglo).
Con respecto a la Argentina, esta se encontraba inmiscuida en una política neoliberal impuesta por Mauricio Macri, ante la devaluación de la moneda, suba de los impuestos y pérdida del poder adquisitivo, el pueblo argentino eligió volver al anterior gobierno pero, con una diferencia respecto a sus hermanos Sudamericanos. No hubo enfrentamientos ni manifestaciones ya qué, el gobierno acordó con las diferentes agrupaciones sociales mantener la paz. El actual gobierno sabía que los pobladores, iban a reflejar su descontento en las votaciones y por esto mismo, se iban a encontrar con la posibilidad de una vuelta al poder y así sucedió.
Este contexto regional está poniendo en riesgo décadas de construcción democrática, periodo en el cual se desplazaron los regímenes autoritarios que había sido la norma en Sudamérica.
Las desigualdades socioeconómicas, la pérdida del poder adquisitivo, el declive de los derechos, la suba de tasas constantes y los préstamos del FMI han colmado la paciencia de los pueblos. Las políticas neoliberales están demostrando que no están confeccionadas para los países Sudamericanos.
El contexto es extremadamente complejo debido a la desaceleración económica generalizada y, especialmente, sincronizada a nivel de los países y de los distintos sectores. Esta debilidad, se originó en el menor dinamismo de la demanda interna, acompañado por una baja demanda agregada externa y mercados financieros internacionales más frágiles.
La debilidad de las economías latinoamericanas, cuya base se encuentra en el predominio de políticas neoliberales, también tiene su origen en una economía mundial de escaso dinamismo. El mayor impacto para la región proviene del menor crecimiento de los EE.UU. y China, que son sus dos principales socios comerciales.
Con respecto a Venezuela, nos hemos encontrado con una crisis que lleva años. Esta, se aseveró por la lucha del poder en el país petrolero. El gobierno elegido pudo mantenerse en la cúsíde pero, con graves conflictos infringidos por la oposición y un país Anglosajón (Estados Unidos), no olvidemos que también formaron parte países asiáticos como China y Rusia. El petróleo, es el principal objetivo de las tres potencias. Mientras el eterno pirata lucha por un cambio de mando, los países de Asia, buscan que el actual gobierno sigua en el poder, obviamente con muchos intereses de por medio si no el por qué, de mantener un conflicto a tantos kilómetros de sus respectivos países.
En Bolivia hubo un golpe de Estado, el cual logró que su presidente abandonara el país, y nos hemos encontrado ante esto con una excepción. Mientras que los demás países sudamericanos están luchando contra las políticas neoliberales de sus gobiernos de derecha de turno, Bolivia que hace años se maneja con políticas de izquierda, decidió sorpresivamente pasar a ser un país manejado por la derecha. Justo cuando en Bolivia se descubrieron nuevos recursos económicos en abundancia (Litio, muy demando en este siglo).
Con respecto a la Argentina, esta se encontraba inmiscuida en una política neoliberal impuesta por Mauricio Macri, ante la devaluación de la moneda, suba de los impuestos y pérdida del poder adquisitivo, el pueblo argentino eligió volver al anterior gobierno pero, con una diferencia respecto a sus hermanos Sudamericanos. No hubo enfrentamientos ni manifestaciones ya qué, el gobierno acordó con las diferentes agrupaciones sociales mantener la paz. El actual gobierno sabía que los pobladores, iban a reflejar su descontento en las votaciones y por esto mismo, se iban a encontrar con la posibilidad de una vuelta al poder y así sucedió.
Este contexto regional está poniendo en riesgo décadas de construcción democrática, periodo en el cual se desplazaron los regímenes autoritarios que había sido la norma en Sudamérica.
Las desigualdades socioeconómicas, la pérdida del poder adquisitivo, el declive de los derechos, la suba de tasas constantes y los préstamos del FMI han colmado la paciencia de los pueblos. Las políticas neoliberales están demostrando que no están confeccionadas para los países Sudamericanos.
El contexto es extremadamente complejo debido a la desaceleración económica generalizada y, especialmente, sincronizada a nivel de los países y de los distintos sectores. Esta debilidad, se originó en el menor dinamismo de la demanda interna, acompañado por una baja demanda agregada externa y mercados financieros internacionales más frágiles.
La debilidad de las economías latinoamericanas, cuya base se encuentra en el predominio de políticas neoliberales, también tiene su origen en una economía mundial de escaso dinamismo. El mayor impacto para la región proviene del menor crecimiento de los EE.UU. y China, que son sus dos principales socios comerciales.