Juego de Tronos 3

Por: Enzo Galimberti:

En esta tercera entrega de “Juego de Tronos”, trataré la injerencia de China dentro de Europa, un continente que siempre ha sido muy desunido, poco estructurado y con luchas en el poder, pero que luego con la Unión Europea ha tratado de salvar ciertas diferencias entre los países miembros, pero siempre está el recelo del pasado como pasa dentro de toda nación o continente.

Dentro de la Europa Occidental, los agasajos, los honores y, en definitiva, la apertura hacia el gigante comercial asiático, es obligada y no necesita justificación alguna. Sin embargo, los acuerdos económicos y diplomáticos con Pekín despiertan grandes recelos en la capital comunitaria cuando son firmados por los países de Europa Central y Oriental.

En el Oeste de Europa, que un inversor norteamericano invierta en una industria en crisis es una bendición. Y, como en el caso de Francia principal aliado de USA, ese inversor del otro lado del Atlántico será recibido de la mejor manera y se le dará todo lo que necesite para que invierta en el país galo. Tendrá derecho a ayudas millonarias de las autoridades locales donde la industria agonizante amenaza con aumentar el alarmante número de desocupados de la región. Si después de un lapso breve o extenso, el influyente industrial cierra la fábrica, deja en la calle a los trabajadores y no devuelve las subvenciones, el hecho es considerado como un “accidente industrial”. En cambio, si esa inversión es proveniente del gigante, el inversionista chino es sospechoso y recibe todo tipo de trabas para que pueda operar en el país. Pero para ciertos países de la Unión Europea es bien visto la inversión China. Pekín ha invertido en infraestructuras, comunicaciones y en industria es vitales para el desarrollo de ciertos países europeos. Por esto mismo, las inversiones chinas en el Viejo Continente están en auge.

Desde 2011, El Gigante Asiático y 16 países europeos celebran bajo el formato “16+1” un encuentro anual que muchos críticos denuncian como la instalación de una cabeza de puente de China en el desarrollo de su nueva “Ruta de la Seda”. Las reticencias de una parte de la UE autoproclamada defensora de la moral, de lo políticamente y económicamente correcto, la lentitud en el proceso burocrático y las dudas de la Unión Europea para ampliar la familia comunitaria, el boicot comercial hacia Rusia y la ausencia de Estados Unidos por orden de Trump, dejan el camino libre a la expansión económica china en el Viejo Continente.

Y, así, China habría conseguido recrear salvando las distancias, la organización económica que compartía la Unión Soviética con los gobiernos comunistas europeos pre-perestroika. El comunismo ha desaparecido de Europa Central y Oriental y ahora las necesidades no hacen distinción del origen ideológico de las inversiones ni de las facilidades de financiación.

El Dragón de Oriente se mueve muy rápido en Latinoamérica, Europa y en la propia Asia abriéndose camino para mejorar en el ámbito comercial y geopolítico. Su estrategia es exquisita y muy clara. Invierte, construye, ve las falencias de los demás países y los ayuda a crecer, todo lo contrario a Estados Unidos el cual genera guerras por doquier saqueando recursos y llevando la bandera “antiterrorista” . Guerras, declaraciones polémicas de Trump, ataques cibernéticos y demás jugadas sucias del Águila Calva, parecen no alcanzar para derribar al Dragón Rojo. En este Juego de Tronos que se suscita desde tiempos inmemorables, parece que China movió mejor las piezas, que Estados Unidos y Rusia, por eso lleva una leve ventaja. El tema es, ¿podrán el Águila Calva o el Águila Bicéfala de Rusia alcanzar o derrocar al Dragón Rojo? Continuara…


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