Por: Enzo Galimberti:
El intervencionismo en América Latina no es nuevo y tiene
larga data. Todo comenzó con el vigésimo sexto Presidente de los Estados Unidos
Theodore Roosevelt, quien apoyó la separación de Panamá de Colombia en 1903
(cuyos territorios estaban unidos desde 1822), para asegurarse la concesión, y
así, construir un canal interoceánico, también, estableció la base militar de
Guantánamo en Cuba en el año 1903, país en el que había intervenido ya en 1899.
Luego, envió soldados a República Dominicana, en 1904 y volvió a ocupar Cuba
entre 1906 y 1909.
Roosevelt instauró lo que se conoce como el “Corolario a la Doctrina Monroe', que estableció derechos casi coloniales sobre América Latina. En efecto, el Corolario considera que cualquier país que ponga en peligro los intereses de los ciudadanos estadounidenses o de sus empresas, podía ser intervenido militarmente. El otro punto era expandir sus intereses sobre Latinoamérica.
Esta política de intervención apodada el “Gran Garrote”, llevó a EEUU en la década siguiente, a intervenir militarmente en Nicaragua, Panamá, México, República Dominicana y Haití. Las acciones militares estuvieron focalizadas en el Caribe, Centroamérica y México, mientras que en Sudamérica las principales estrategias fueron acciones desestabilizadoras encubiertas, presiones diplomáticas, económicas y ayuda a grupos rebeldes como en el caso de Colombia y Venezuela. Hay muchos ejemplos sobre la influencia estadounidense en nuestro continente, pero tendría que escribir veinte artículos mas para nombrarlos.
El intervencionismo en América Latina no es nuevo y tiene
larga data. Todo comenzó con el vigésimo sexto Presidente de los Estados Unidos
Theodore Roosevelt, quien apoyó la separación de Panamá de Colombia en 1903
(cuyos territorios estaban unidos desde 1822), para asegurarse la concesión, y
así, construir un canal interoceánico, también, estableció la base militar de
Guantánamo en Cuba en el año 1903, país en el que había intervenido ya en 1899.
Luego, envió soldados a República Dominicana, en 1904 y volvió a ocupar Cuba
entre 1906 y 1909.Roosevelt instauró lo que se conoce como el “Corolario a la Doctrina Monroe', que estableció derechos casi coloniales sobre América Latina. En efecto, el Corolario considera que cualquier país que ponga en peligro los intereses de los ciudadanos estadounidenses o de sus empresas, podía ser intervenido militarmente. El otro punto era expandir sus intereses sobre Latinoamérica.
Esta política de intervención apodada el “Gran Garrote”, llevó a EEUU en la década siguiente, a intervenir militarmente en Nicaragua, Panamá, México, República Dominicana y Haití. Las acciones militares estuvieron focalizadas en el Caribe, Centroamérica y México, mientras que en Sudamérica las principales estrategias fueron acciones desestabilizadoras encubiertas, presiones diplomáticas, económicas y ayuda a grupos rebeldes como en el caso de Colombia y Venezuela. Hay muchos ejemplos sobre la influencia estadounidense en nuestro continente, pero tendría que escribir veinte artículos mas para nombrarlos.
La escalada en la actualidad de la Casa Blanca sobre la región tiene unas cuantas diferencias respecto al “Gran Garrote” que utilizó la potencia en sus relaciones con América Latina un siglo atrás. Y para esto me baso en dos puntos:
El primero, es que a comienzos del siglo XX, los EEUU era la potencia ascendente que se disputaba con los europeos su predominio en la región, especialmente en el Caribe. Era la primera potencia económica que dos décadas atrás había desplazado a Inglaterra de su territorio, se sentía triunfante y dominante. Ahora es un país en declive constante, que no logra diseñar una política externa coherente y consensuada entre los principales partidos. Está claro que la política de Washington es oscilante y poco confiable en la actualidad.
El segundo punto, es que la diplomacia estadounidense genera más rechazos que apoyos. Estamos en un momento donde Latinoamérica mantiene y extiende sus alianzas con China y Rusia. Esto es, porque los países americanos, desean ser independientes y abiertos en sus relaciones. Ayudo que los países miraran hacia Oriente, cuando la Trump eligió frenar la globalización y optar por un proteccionismo que perjudica a sus aliados.
Por eso, a mi forma de ver, no es factible que “El Imperio del Mal” ataque militarmente a Venezuela. Ya casi no existen países latinoamericanos que apoyen el bloqueo a Cuba. Será aún más difícil encontrar apoyos para una invasión o un golpe militar a Venezuela como Trump viene amenazando.